Comenzar a estudiar diseño gráfico fué una determinación drástica que surgió de la maduración del gen artístico que flotaba en mi ADN. Como todo cambio fué dificil de afrontar y trajo consigo una consecuente adaptación.

Un nuevo universo educativo, otras especies, otro hábitat, otras visiones, otras perspectivas y definitivamente otra forma de ser, hacer y estar.

Aprendí desde los más básicos conceptos que fueron amalgamando mi amor hacia el diseño, la generación de ideas y su onceptualización según los pequeños trazos que nos delinean aquellos terceros ávidos de creatividad. Desde comprender y captar el deseo detrás de cada diseño, saber adaptar el medio en base el público a quién va dirigido, proyectar los mensajes visuales y brindar un trabajo integral se convirtieron en las bases fundamentales de una tarea delicada a la que me brindo por completo y la satisfacción del trabajo concretado es mi mayor realización.